Slumdog millionaire tiene la crudeza de ciudad de dios, la inocencia
de amelie, la velocidad de requiem for a dream y los patéticos créditos
de crazy about mary. Sí, tiene todo eso… y quizás por ello fue premiada
con 8 Oscars, entre ellos mejor película, dirección y guión adaptado.
Cómoda, atenta (aunque con excesivo uso de la pausa + de 3 veces),
excitada y ansiosa me dispuse a verla. Lo primero que paso por mi cabeza
fue: la pobreza no entiende de diferencias culturales… es la misma en
todos lados. Después me fui haciendo amiga de sus distintos escenarios y
encariñandome con estos dos pequeños, ingenuos, sin noción del peligro,
que dentro de sus posibilidades solo buscan reír.
A la historia de dos hermanos, Jamal y Salim, se le suma Latika, la
niña que lo confundirá todo, el talón de Aquiles de Smuldog Millionaire:
la historia del amor eternamente castigado, prohibido que termina
triunfando.
Celebro de esta película, su apelar a las emociones sin
abusar de los golpes bajos y el recurrir al humor para contar las mil y
un desgracias que les tocan vivir a estos muchachos.
Su montaje, el
unir tantos “espacios temporales” (niñez, adolescencia, concurso y
declaración policial) es casi perfecto… muy bien premiado! Su argumento no es tan lejano; la calle resulta su escuela y la
globalización cultural la editorial que imprime el manual de vida… el
call center, la violencia, la gente y los viajes justifican cada una de
las respuestas.
Una foto a una realidad diferente, chocante, fuerte. Actores con
talento. Un director con experiencia. Una dirección de arte increíble y
una banda sonora de la Ostía.
Smuldog Millionaire, tenía su destino escrito… premios all over the world!
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